Octubre 2020 — pg. 19
con capacidades milagrosas nosotros tenemos que ser
personas de amor milagroso, y no hay atajos para llegar a
esa clase de persona.
¿Así que dónde quedamos nosotros y nuestras Iglesias
con relación a los milagros? La última vez que revisé,
Jesús no dijo: “Yo hice”, o “yo haré”, sino: “Yo hago nuevas
todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). El Espíritu Santo, la
presencia y poder de Dios, sin duda la flama de amor,
ahora es liberada por medio de nuestras vidas en el
mundo. El tiempo sigue siendo cumplido. El reino de
Dios sigue siendo cercano. El viejo orden está muriendo.
La Nueva Creación está amaneciendo. La edad de los
milagros es ahora.
Alto:
¿Qué si estamos al final de un largo período
de historia en la que nuestra parte de la iglesia
ha estado dormida – no aflojerada o incrédula
a propósito, sino que no se da cuenta ni está
sintonizada con la plenitud de las posibilidades
de Dios para nuestras vidas y el mundo? ¿No
tenemos el deseo de despertar?
HABRÁ MILAGROS AQUI. Es tiempo de comenzar a
trabajar en nuestro propio anuncio. Estaré en espera, y no
puedo esperar a escuchar las historias.
Terminemos esta reflexión con una oración y una
doxología de Efesios 3. Aquí está la oración:
“Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que
procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes
en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en
sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en
amor, puedan comprender, junto con todos los santos,
cuan ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo;
en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro
conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de
Dios” (v. 16-19).
Ahora la doxología:
“Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que
podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra
eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y
en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos
de los siglos! Amen” (v. 20-21). +
“Haremos las cosas más
grandes de Dios hasta que
seamos poseídos por el más
grande amor de Dios”.