Octubre 2020 — pg. 15
Hace unos meses me encontré haciendo una poca
de investigación. Todos sabemos lo que eso significa en
estos días. ¿No lo crees? ¡Gugleando! Yo estaba gugleando
alrededor de la internet para ver qué podía sacar acerca de
los milagros. Pulsé en la sección de “imágenes” para ver
qué resultaba como respuesta a mi búsqueda sobre “los
milagros”.
En mi recorrido, un imagen saltó frente a mí. La fotografía
capturaba la escena de un paisaje invernal al atardecer en
el centro de la cual se erguía una estructura parecida a un
andamio, posiblemente de unos 15 pies (unos 5 metros)
de altura. Adosado al andamio había una serie de letras
mayúsculas formando palabras, cada letra compuesta por
una serie de luces claras. Estos faros de luz que brillaban en
la oscuridad formaban una oración tan asombrosa que me
dejó sin aliento. La frase decía:
AQUÍ NO HABRÁ MILAGROS
La audacia y atrevimiento para tal proclamación pública
me escandalizó. Resulta que el anuncio era uno de anuncios
públicos colocados en derredor del pueblo de Stirling,
Escocia, como parte de un proyecto artístico por Nathan
Coley. La inscripción, “AQUÍ NO HABRÁ MILAGROS”, fue
tomada de una proclamación real del siglo 17 que se hizo
en un pueblo francés que se creía era el sitio de frecuentes
milagros.
No puedo sacar ese anuncio de mi mente. Me persigue
y de una buena manera. Me hace preguntarme sobre cosas
como — ¿qué si tuviéramos un anuncio similar en el
patio del frente de nuestras iglesias que dijera… HABRÁ
MILAGROS AQUI?
¿Qué si tuviéramos un anuncio colocado en el patio del
frente de nuestras casas?
Dejemos que eso te calme un poco. Quiero decir, ¿Por qué
no haríamos algo tan valiente y audaz como eso?
Alto:
Hagámosnos las preguntas. Uno de estos anuncios
(sin embargo, invisible) se encuentra en todas
nuestras iglesias, sí, sobre todos nuestros hogares.
Todo lo que hacemos y decimos comunica una
señal o la otra. ¿Cuál es en tu caso?
Tendemos a pensar en los milagros como un evento
excepcional que desafía las leyes naturales y el orden normal
de las cosas. Consideramos los milagros como si fueran
excepciones a la regla. ¿Pero qué si esta clase de pensamiento
es exactamente lo contrario? ¿Qué si los milagros fueran
la regla y la ausencia de los milagros la excepción? Pienso
que la pregunta más grande es, ¿cuál es nuestra teología
de los milagros? Sea que hayamos pensado en ellos con
cuidado o los hemos formulado claramente, todos tenemos
una teología de milagros. Sean visibles o no, cada uno de
nosotros tiene uno de los dos anuncios colocados sobre
+ Photograph by Ghost of Kuji/Flickr