“Las historias bíblicas acerca
de personas que responden a
pesar del temor son poderosos
recordatorios para nosotros
en medio de esta crisis.”
Mayo 2020 — pg. 7
Mientras la crisis sanitaria del COVID-19
impacta a cada uno de nosotros en maneras
profundas y sin precedente, una de las consecuencias más
grandes de esta epidemia mundial es la ansiedad y el temor.
La ansiedad que hace presa de nosotros por no saber si
vamos a contraer el virus y la angustia por las víctimas
en los Estados Unidos y alrededor del mundo nos parece
abrumadora. Aunado a esto, con la incertidumbre de saber
cuándo se relajarán las reglas sobre la distancia social, y
podamos volver a algún sentido de normalidad. El temor
y la ansiedad se han apoderado de un lugar y se sienten en
casa con cada uno de nosotros.
A Dios gracias, el pueblo de Dios ya ha manejado antes
el temor. Las historias bíblicas acerca de personas que
responden a pesar del temor son poderosos recordatorios
para nosotros en medio de esta crisis.
Una poderosa figura bíblica que tenemos como buen
ejemplo en cómo enfrentar este temor es un discípulo de
Damasco de nombre Ananías. Se nos presenta a Ananías
en Hechos 9 (este Ananías es muy diferente al otro hombre
llamado Ananías que conocimos en Hechos 5).
La Escritura nos dice que Dios apareció a Ananías en
una visión. Dios instruye a Ananías que vaya y ministre
a un hombre de Tarso llamado Saulo. Ananías responde
y le recuerda a Dios la reputación de Saulo: “Señor”, le
dice: “He oído hablar mucho de ese hombre y de todo el
mal que ha causado a tus santos en Jerusalén, y ahora lo
tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes,
para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre”
(Hechos 9:13-14).
Hasta este punto, si algún enemigo ha tenido la iglesia,
ese fue Saulo. Saulo estaba ahí cuando Esteban fue muerto,
dando su aprobación a la muerte de Esteban (Hechos 8:1)
y estaba entregado con pasión a destruir la iglesia. Hechos
8:3 dice que Saulo iba de casa en casa, y “arrastraba a
hombres y mujeres y los metía en la cárcel”.
Podemos entender la razón de que Ananías tuviera
temor de Saulo. Él sabía que ir a ver a Saulo significaba
poner su vida en peligro.
Lo que Ananías no sabía es que Saulo había conocido
a Jesús en el camino a Damasco. Saulo fue derribado al
suelo y confrontado con la realidad de que había estado
trabajando en contra de Dios en lugar de ser un siervo
Suyo. Saulo escuchó estas palabras que cambiarían su
vida y su destino para siempre: “Yo soy Jesús, a quien tu
persigues” (Hechos 9:5). Saulo ya no sería el mismo, sería
instrumento de Dos para llevar el evangelio a los gentiles.
Dios había escogido a Ananías como Su instrumento
de sanidad para ministrar a Saulo. Cuando Dios escucha
sobre el temor de Ananías, Dios le dice a Ananías. “¡Ve!”.
¿Cuál sería la respuesta de Ananías? Él estaba temeroso
y tenía miedo por su propia seguridad. Hechos 9:17 nos
dice cómo respondió Ananías: “Ananías se fue… llegó a la
casa”. ¡Hablemos sobre la obediencia en frente del peligro!
Ananías siguió la orden de Dios y fue a ver a Saulo.
Una escena increíblemente inspiradora se desarrolla
cuando Ananías se encuentra con Saulo por primera vez,
le dice: ´Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció
en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y
seas lleno del Espíritu Santo´. Al instante cayó de los ojos
de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó
y fue bautizado (Hechos 9:17-18).
Este temeroso seguidor de Cristo fue usado
poderosamente por Dios para llevar sanidad y llenura del
Espíritu Santo. Dios llamó a Ananías a que respondiera en
obediencia a pesar de su temor y ansiedad.
Este es un tiempo para que cada uno de nosotros seamos
confrontados con el temor y la ansiedad, y nuestra falta
de habilidad para predecir lo que nos depara el futuro.
Como Ananías queremos ser el pueblo que responde en
obediencia de cara a nuestro diario temor y ansiedad.
En actitud de oración consideremos las siguientes
preguntas:
• ¿Cómo sabrán las personas de tu círculo de influencia
sobre tu amor y cuidado por ellas?
• Entendiendo que Dios puede manejar nuestra
ansiedad y temor, ¿has podido expresar tus actuales
sentimientos a Dios?
• A la vez que somos conscientes de las reglas sobre la
distancia social establecidas para nuestra protección
y la protección de los demás, ¿cómo puede Dios
estar llamándonos a ministrar de una nueva manera
durante esta situación?
• ¿De qué manera ha servido este tiempo de
confinamiento en tu casa para profundizar tu relación
con Dios?
Estoy muy agradecido por los seguidores temerosos
como Ananías que nos recuerdan que esta actual realidad
no nos impide que cumplamos los propósitos de Dios.+