Peor aún, a medida que se desarrolla la historia bíblica, leemos sobre la corrupción de la sexualidad humana,
las relaciones y los cuerpos. Tanto hombres como mujeres, y su sexualidad se convierten en mercancía. Nos
damos cuenta que pronto tenían múltiples esposas y concubinas, así como la prostitución secular y sagrada.
Vemos a la violación como una característica de la guerra y como parte del botín de guerra. Y leemos
episodios de lujuria desenfrenada mezclada con violencia, aún entre la realeza de Israel. Con el tiempo, las
culturas reflejadas en la historia bíblica elevan la experiencia sexual a niveles de idolatría. Realmente, una
idea idólatra de la experiencia sexual persiste en nuestros días, distorsionando los valores, expectativas, y
relaciones en las sociedades de nuestro mundo. Entre los principios de una evaluación idólatra del sexo se
encuentran los siguientes:
• La salud y la prosperidad humana requieren y demandan seres sexualmente activos; y descartan el
celibato como una opción razonable para algunos.
• La identidad humana y el bienestar emocional se basan en la atracción y la expresión sexual.
• Los derechos humanos y la justicia demandan expresión y satisfacción sexual, asumiendo que es
consensual;
• La sexualidad humana es una función de expresión y determinación individual personal
• Las relaciones humanas se pueden mejorar con la variación y la experimentación en las experiencias
sexuales; y
• La dignidad y el valor humanos a menudo se basan en el conocimiento, la destreza, y la frecuencia de
la actividad sexual.
En los atrevidos nuevos mundos diseñados por la determinación personal humana, hay abundancia de
desnudez, pero muy poca intimidad y mucho menos amor. A menudo no existe más vergüenza que la que
sigue a un fracaso a ser sexualmente experimentado y activo. Hay mucho escondite de otros, de nosotros
mismos y de Dios. En el mejor de los casos, estos mundos—incluyendo nuestro mundo—ofrece una parodia
de florecimiento humano que era la norma en el buen mundo, mismo que Dios planeó originalmente.
Como un pueblo que conforma su vida con la historia bíblica, tenemos que evaluar la elevación idolátrica
del sexo y sus consecuencias a la luz de la intención creacional de Dios. Cuando lo hacemos, vemos que
los seres humanos han sido destituidos de la gloria original dada por Dios, y esto amenaza profundamente
nuestra humanidad, nuestra sexualidad, nuestras familias, y más generalmente nuestras relaciones. Todos
nosotros hemos sido destituidos y todos nosotros debemos enfrentar la amenaza. Todos nosotros tenemos
necesidad del rescate de la gracia transformadora, no sólo por el bien de nuestra sexualidad.
El Plan de Rescate y Transformador de Dios
A través de la historia bíblica, Dios hace un pacto y luego toma acción para expresar el rescate de la gracia
transformadora que necesitamos nosotros y nuestro mundo. Dios llama y luego obra por medio del pueblo
de Abraham y Sara, así como en los hijos de Israel—el pueblo escogido como colaboradores redentores
para llevar bendición y vida para todo el pueblo. Tristemente, sin embargo, el pueblo escogido estaba
sujeto él mismo a las mismas consecuencias del pecado humano. Sin embargo, un remanente fiel sobrevivió
a la devastadora derrota por sus enemigos, distanciamiento y exilio entre las naciones, y un posible retorno
a su patria para esperar el tiempo cuando venga el Mesías de Dios.
Es sorprendente que cuando era el tiempo justo, Dios ingresó en la historia bíblica al convertirse en uno de
nosotros, y al darse a Sí mismo en amoroso servicio y sacrificio. En la vida, muerte y resurrección de Jesús, el
Dios Creador tomó acción como el Redentor que rescata y renueva al mundo y sus habitantes. Jesús nuestro
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Sexualidad Santificada Declaración de Posición de la Iglesia Metodista Libre - USA — Página 3
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