Introducción
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Sexualidad Santificada Declaración de Posición de la Iglesia Metodista Libre - USA — Página 1
Sexualidad Santificada
Declaración de Posición de la Iglesia Metodista Libre — USA
El Don de Dios de la Sexualidad
La relación sexual es un don de Dios para la humanidad, para la unión íntima de un hombre y una
mujer dentro del matrimonio. En esta relación, debe haber celebración (Hebreos 13:4). El matrimonio,
entre un hombre y una mujer, es, por tanto, el único marco apropiado para la intimidad sexual. La
Escritura requiere pureza antes y fidelidad dentro y después del matrimonio.
Con profunda compasión por las personas que se identifican a sí mismas como lesbianas, gays,
bisexuales y transgénero, y especialmente aquellas que han sido maltratadas y marginadas en varios
escenarios, la Iglesia Metodista Libre anima a sus congregaciones a practicar la hospitalidad y una
cariñosa bienvenida a todos aquellos que desean adorar entre nosotros. Seremos un pueblo que se
ofrece a sí mismo como agente de la gracia y el amor de Jesús a otros— todos los demás. Confiaremos
en que el Espíritu Santo convenza a las personas de su pecado, levante la esperanza de las posibilidades
de transformación, y luego lleve a las personas a lo mejor de Dios para sus vidas.
(Del Libro de Disciplina de 2019, Parr. 3311 A).
Compromiso con la Historia Bíblica
Los Metodistas Libres conforman sus vidas de acuerdo a la historia bíblica que revela y empodera la vida
del pueblo de Dios. De acuerdo a esa historia, Dios creó al mundo “bueno en gran manera” (Génesis
1:31), véanse también versículos 4, 10, 12, 18, 21, 25). Esto significa que el mundo, sus criaturas,
ecosistemas, y personas funcionaron e interactuaron exactamente como Dios lo había previsto. Dentro
de ese mundo, Dios hizo a los seres humanos hombres y mujeres y se los dio el uno al otro. Dios proveyó
para su unión—que los dos fueran “una carne”—como portadores de la imagen de Dios, administradores
del mundo de Dios, y como agentes de la bendición de Dios en el mundo (Génesis 1;26-28, 2:24). El
hombre y la mujer juntos como una sola carne proporcionaron el cuidado y liderazgo dado por Dios al
mundo. Juntos bendijeron al mundo mientras gobernaban y reproducían nuevas generaciones de seres
humanos que harían lo mismo. Al menos, ese era el plan de Dios.
Dentro de ese plan, el hombre y la mujer encontraron deleite mutuo y una asociación profunda en su
relación mutua. El hombre exclamó: “¡Esta es hueso de mis huesos, y carne de mi carne! Ella será llamada
´mujer´, porque del ´varón´ fue tomada” (Génesis 2:23 NLT, traducción libre). El escritor luego observa:
“Esto explica por qué un hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos son hechos
uno” (Génesis 2:24 NLT, traducción libre), y luego: “Y el hombre y su mujer estaban ambos desnudos,
pero no se avergonzaban” (Génesis 2:25 NLT, traducción libre).
En estos breves versículos, encontramos características importantes del diseño y plan de Dios para los
seres humanos. Cada uno encuentra su cumplimiento con y en el otro. Aunque cada uno es un individuo,
su unión en una sola carne los hace más unidos que solos, y los califica para asumir su rol en el mundo de
Dios. Que estaban “desnudos y no se avergonzaban” sugiere la transparencia, intimidad, amor, libertad, y
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