Diciembre 2020 — pg. 21
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quienes están allí como personas de apoyo primario
y conexión”, dijo Lyons, quien también dirigió algunas
reuniones Metodistas Libres de entrenamiento de
capellanes “para corresponder y dar alguna enseñanza”.
Lyons también trabaja fuera de las líneas
denominaciones. Los siete capellanes de tiempo
completo de St, Mary Mercy Livonia incluyen a dos
sacerdotes católicos y cinco ministros protestantes de
varias denominaciones, y el hospital sirve como base
para los residentes e internos de la Clínica de Educación
Pastoral (CPE, por sus siglas en inglés).
“En nuestro hospital, somos bendecidos. Hacemos
visitas proactivas. Podemos ver de 600 a 800 personas
a la semana. Vemos a todos los pacientes”, dijo Lyons:
“Ser parte de un hospital que se basa en una fe es algo
hermoso. No nos recargamos en nuestro asiento para
esperar”.
Lyons dijo que los capellanes “reciben una muy cálida
recepción” entre los pacientes “de todas las clases de fe,
incluso de los que son ateos”. Sin importar su trasfondo y
creencias, los pacientes todos comparten las necesidades
humanas básicas y necesitan ser escuchados y amados.
“¿Cuando fue la última vez que alguien te escuchó sólo
porque te quería escuchar, y no porque quería contarte
su propia historia, pero estaba totalmente presente?” dijo
Lyons. “Las personas quieren eso, y necesitan eso, y allí es
donde los capellanes intervienen, lo que nos proporciona
una vía para hacer toda esa evaluación espiritual”.
Un paciente en sus 80, de momento declinó el
ofrecimiento de Lyons de orar por él, porque, dijo: “No
creo que la oración sirva de nada”. Lyons le preguntó por
qué, y el hombre dijo que había sido un piloto de combate
en la Guerra de Corea. Lyons recordó: “Luego me contó
su historia – posiblemente la contaba por primera vez –
y, al final de una visita algo larga, se me quedó viendo con
una sonrisa, y dijo: ‘Pensándolo bien, creo que después
de todo aceptaré esa oración’”.
Sufriendo con Otros
Un paciente con ALS se veía aterrado cuando Lyons
entró en su cuarto. El hombre era ateo, pero con lágrimas
se abrió ante Lyons acerca de la historia de su vida y su
aflicción.
“Creo que cada uno de nosotros tiene algo que lo
aflige”, dijo Lyons: “Esa es otra necesidad humana básica,
y los capellanes vienen y escuchan, una presencia sin
ansiedades que provee ese apoyo. Es maravilloso a dónde
pueden ir las personas cuando quieres escuchar”.
A pesar de la instrucción de Romanos 12:15, a
algunos pastores y otros cristianos les desagrada estar en
presencia de personas que sufren.
“Desde la perspectiva de un capellán, una de las cosas
que la iglesia no hará muy bien es lamentarse con los
que se lamentan y llorar con los que lloran”, dijo Lyons:
“No permitimos que las personas pasen mucho tiempo
en el Jardín de Getsemaní. Como que los forzamos
al Domingo de Resurrección, y no es fácil estar son
personas en medio del dolor”.+
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