“Deleitarme en Su Palabra y obedecer a Sus mandamientos son
maneras en las que siempre encontraré más hambre y sed”.
— Estelle Martin
ciertamente todos hemos sido desafiados a re examinar
nuestra relación con Dios en oposición a nuestro servicio
en Su reino. Personalmente, yo he tenido que considerar
y evaluar cuánto tiempo paso en Su presencia y en Su
Palabra, y compararlos con la cantidad de tiempo que paso
en el regazo de mi papito (de Abba Padre) sólo porque
quiero estar allí, contemplar Su gloria, y empaparme
de Su presencia. Una vez que estoy allí, donde recibo el
gozo y las caricias de Su fragante Espíritu, e incluso su
corrección, regresaré por más porque no existe otro lugar
en el que pueda encontrar verdadera paz, descanso, gozo y
fortaleza para la jornada que satisface totalmente. También
deleitarme en Su Palabra y obedecer a Sus mandamientos
son maneras en las que siempre encontraré más hambre
y sed.
LV: La Nueva Traducción Viviente (NLT, en inglés),
traduce Mateo 5:6, como “Dios bendice a los que
tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados” (trad. Libre). La justicia es un asunto
serio. ¿Ves diferencia entre rectitud y justicia? Si
es así, ¿qué crees que significa tener hambre y sed
de justicia?
Estelle Martin: “Justicia” es hacer correctas las cosas
que no son justas en la sociedad, y tiene que ver más con
problemas legales y sistémicos. “Rectitud” es hacerle bien
a la gente, especialmente a los más vulnerables. Tiene que
ver más con nuestras buenas obras, actos de generosidad
hacia los que están en necesidad. Tener hambre y sed de
justicia es desear profundamente cosas en la sociedad y
para que nuestro sistema legal sea correcto, igualitario y
justo para todas las personas, y que no se olvide el clamor
por igualdad social. Creo en el principio de la Oración
del Señor: “… Sea hecha tu voluntad como en el cielo”.
Significa que quiero lo que Dios quiere. Mi corazón se
rompe por lo que hace que el Suyo se rompa, y sé que Él
quiere que Su pueblo, nosotros, llamados por Su nombre,
orar y procurar el anhelo de Sus respuestas a problemas de
injusticia y no satisfacer una agenda.
pg. 10 — revistaluzyvida.com
Laura Warth: Conservo la Nueva Versión del Rey
Santiago (King James) desde que fui salva a los 18 años, de
modo que solo he visto esa versión como “rectitud”. Dios
dice que debemos amar la justicia. Dios es un Dios justo
y hace las cosas rectas, pero creo que la palabra “justicia”,
ante los ojos modernos de la gente, parece justo hacer las
cosas correctas para los menos privilegiados y los que han
sido maltratados – manejando las cosas de cuestiones
legales más como en las cosas del corazón.
LV: ¿Cuáles han sido las ocasiones en tu vida en las
que has buscado o experimentado la rectitud o la
justicia de Dios?
Laura Warth: Esa experiencia del 2013 fue solo el
principio. Dios comenzó a revelarme otras áreas de mi
vida. Obviamente, de entonces a hoy. He permanecido
con Dios y estoy pasando mucho tiempo en un lugar de
oración de manera regular. Siempre hay algo que Dios está
revelando. Muchos cristianos y pastores que son casados
y hacen ministerio, no entienden que debemos honrarnos
unos a otros. Dios comenzó a tratar conmigo. Él dijo:
“Honra a tu marido”. Yo dije: “Señor, enséñame cómo
debo honrarlo”. Es parte de la justicia porque es hacer lo
correcto a los ojos de Dios. Yo era la que ganaba el pan
por los primeros tres años del lanzamiento de la iglesia
en la que Brian, el esposo de Laura, sirve como pastor
principal. Yo sólo tenía la perspectiva de que es quien
gana la mayor cantidad de dinero, o yo sé más porque
es la que trabaja y cuida los negocios. Dios comenzó a
re embobinar mi perspectiva, y Él comenzó a hablarme
sobre las cosas pequeñas de las que ni siquiera nos damos
cuenta.
Estelle Martin: La primera vez que busqué y experimenté
la rectitud y justicia de Dios fue cuando clamé para recibir
a Su Hijo, mi Señor y Salvador Jesucristo, para salvarme
de mi vida de pecado y separación de Él. La sangre de
Jesús me cubrió. Su gracia maravillosa intervino e inundó
mi alma con amor, misericordia y perdón. Yo no merecía
(justicia), y fui hecha justa por la justicia de Cristo. En
numerosas ocasiones cuando he tenido que buscar
fervientemente su justicia porque, como un ser humano
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