mientras esperamos el futuro con nuestra
esperanza sólo en Él. Dios sin duda tiene
un plan para nosotros.+
Las Escrituras en este artículo fueron
tomadas de la Biblia Standard Americana,
Derechos de Autor 1960-95 por la
Fundación Lockman, y son utilizadas con
permiso. “Debemos
Robert Marshall, D. Min., es el
pastor principal de la Iglesia de la
Comunidad de los Ángeles, en Los
Ángeles, California. También sirve
como director de la Red del Legado
Africano de la Iglesia Metodista
Libre – USA.
Junio 2020 — pg. 29
paz a la tierra. ¿Es eso lo que deseamos
de parte de nuestro Dios el día de hoy?
El Diccionario Bíblico Tyndale define
la esperanza como “una expectación o
creencia en el cumplimiento de algo que
se desea”. La esperanza mantiene nuestros
dolores presentes y la incertidumbre de
lo que el futuro nos depara. La pobreza
mundial, el hambre, la enfermedad, el
sexismo, el temor, el odio, y el racismo
todos crean un deseo de algo mejor.
Históricamente los pueblos han visto hacia
el futuro con una mezcla de añoranza
y de temor. Muchos han llegado a la
conclusión de que no existe base razonable
para la esperanza, y, por tanto, tener una
esperanza es vivir una ilusión.
En una reunión de comité vía Zoom,
comenté que posiblemente cuando se haya
asentado todo el polvo del COVID-19, y
veamos más claramente lo que Dios estaba
haciendo en el corazón de Su pueblo,
entonces una acción que estábamos
considerando realizar con relación al
racismo podría ser un punto irrelevante.
Poco después de hacer ese comentario,
una compañera dijo: “Robert, quisiera
estar de acuerdo con tu peregrina idea
sobre la iglesia a la luz de COVID-19,
pero me temo que, después de que las
cosas vuelvan a la normalidad, el racismo
estará vivo y activo”. Yo no respondí, pero
escuché bien todo lo que ella dijo. Por
supuesto, ella tiene razón.
Pero si el pueblo de Dios quiere
reconocer que Dios tiene un plan
para nosotros, podemos comprender
que la familia nuclear es meramente
un patrón para un ideal más alto que
Él nos ha mostrado por medio de Su
familia, si nosotros reconocemos que
nuestra fragilidad humana, que es lo
suficientemente resuelta como para
mostrarse incluso en la iglesia, se puede
transformar por el poder de pertenecer a
la familia de Dios, luego el plan de Dios
aún puede corregir las cosas incluso a
última hora. Debemos comprometernos
a mantener Su palabra y descartar todas
las falsas enseñanzas. Luego Dios nos dará
su presencia para morar entre nosotros
comprometernos
a mantener
Su palabra
y descartar
todas
las falsas
ensenanzas”.