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Habíamos cumplido tres años de matrimonio, y nuestro único
tiempo de vacaciones había sido nuestra luna de miel. Habíamos
estado trabajando hasta el agotamiento, los dos trabajando más
de 60 horas a la semana, y ambos amábamos nuestro trabajo.
Amábamos nuestra clientela, y amábamos nuestra relación
entre ambos, pero al final del día, no estábamos pasando ningún
tiempo de manera intencional en nuestra relación uno con el
otro, y ni siquiera pasábamos ningún tiempo para formar una
relación con Dios”.
La pareja comenzó a tener como prioridad la asistencia a la
iglesia y salir juntos durante la semana, examinaron las metas de
sus carreras y sus gastos.
“Cuando Nick enfermó nos dimos cuenta que todo lo que
había sido nuestro objetivo en el trabajo, de repente no tenía
ningún valor”, dijo Alysaa, quien recordó las conversaciones de
Nick en su cama de hospital en las que discutían “las muchas
horas que habían pasado sólo para recibir un cheque para hacer
los pagos de la casa que casi no disfrutábamos porque siempre
estábamos trabajando”.
“El progreso en nuestras carreras de repente no tenía ninguna
importancia”.
“Hicimos un giro completo con la enfermedad de Nick, y esos
fueron dos años y medio increíbles en mi vida. Pude trabajar
desde casa casi desde el principio”, dijo Alyssa, quien tomó una
nueva posición haciendo creación de contenido para el inicio de
una empresa local. “De hecho, dejé mi puesto como directora de
operaciones de una incubadora aquí en Seattle porque no había
forma de equilibrar esas horas”.
Desde que comenzó a salir con Jay, de inmediato ella le dijo:
“Yo no vivo mi vida en relación con el dinero. Yo no vivo para
tratar de conseguir un cheque. La mayor parte de mis cosas las
compro de segunda mano. Mi enfoque está en Dios, y mi enfoque
está en mi familia, y después sobre el cuidado de otras personas,
eventualmente, yo quiero organizar mejor mis negocios.
Compartiendo Abiertamente
El libro también revela la lucha personal de Alyssa con el
síndrome de Behcet, un raro desorden autoinmune que provoca
una inflamación de los vasos sanguíneos en todo el cuerpo.
“He tenido tantas increíbles conversaciones con personas que
pasan por sus propias enfermedades y dolores crónicos”, dijo
Alyssa, quien está agradecida que en cuatro años no ha sufrido
más ataques.
“He decidido creer que he sido totalmente sanada en el
nombre de Jesús”, dice: “En muy raras ocasiones, siento algo así
como señales de que pudiera resurgir, y utilizo las herramientas
que he aprendido sobre alimentos anti-inflamatorios y ejercicio,
así como cuidado contra el estrés general y la ansiedad”.
+ Nick y su hija
Austyn
+ Alyssa y Nick
+ Jay y Alyssa
Eres ml
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