Julio 2020 — pg. 13
tenemos dicha certidumbre interna de nuestra ciudadanía,
identidad, y propósito de que somos personas que en lo
externo somos Shalom, y esa clase de personas no caben
en este mundo. Las personas de Shalom demuestran
paz, seguridad e integridad que no están a la venta fuera
del reino de Dios. Así, tampoco dan lugar a pensar en
apariencias o demostraciones externas. Ellas simplemente
viven en esa plenitud que las personas reconocen.
¿Cómo se ve esto en términos reales? Por ejemplo:
• Las personas que no son de este mundo poseen
una humildad que dice: “Puedo estar equivocado.
Háblame más, te escucho” porque ellos no reciben
esa identidad por estar convencidos o en lo
correcto. La reciben por ser amados por Dios.
• Las personas que no son de este mundo ponen
en primer lugar el bienestar de los demás, porque
su seguridad no consiste en ninguna seguridad
ofrecida por instituciones humanas.
• Las personas que no son de este mundo no tienen
temor de no verse bien ante otras personas, porque
saben que su lealtad es hacia un reino en el que las
apariencias no importan, pero sí el corazón.
• Las personas que no son de este mundo viven
con tanta paz como es posible con sus prójimos,
familia, y consigo mismo, evitando dar o recibir
ofensas, porque saben que su llamado es a Shalom.
• Las personas que no son de este mundo exudan
esperanza, sin altibajos. Ellas no se rinden ante el
pensamiento del día final, porque conocen al Rey
de un país eterno.
En el Mundo
Jesús también dice que Él nos está dejando en el mundo.
Nos está dejando aquí para que podamos esparcir esa
plenitud, para que esa Shalom pueda penetrar como
levadura a nuestro derredor. Estamos en este mundo
precisamente por la razón que Dios le dice a Abraham
que él está en él, y por la razón por la que Jeremías
explica más tarde — para bendecirlo. Para trabajar por
su bienestar. Para amarlo como Jesús lo amó, Disfrutando
plenamente sus alegrías y llorando totalmente sus luchas.
Tratar a nuestros prójimos como nos gustaría ser tratados.
Recordar que somos extranjeros que no pertenecemos, y,
por tanto, tener en poco estas cosas que no pueden darnos
verdadera seguridad o felicidad.
Vivimos para ser aquellos cristianos que impactan a
otros por su apariencia, de modo que ellos van a querer
atraernos a ellos (figurativamente, espero) y estar cerca de
nosotros. Ellos quedan fascinados por Jesús en nosotros,
como la mujer del salón de la estética lo estaba con mi
hija.+
“Estamos en este mundo
precisamente por la razón
que Dios le dice a Abraham
que él está en él, y por la
razón por la que Jeremías
explica más tarde — para
bendecirlo”.
Jill Richardson, D. Min., es pastora de
la Iglesia de la Comunidad Esperanza
Verdadera, cerca de Chicago. Ella
es oradora nacional y autora de
seis libros. Acaba de terminar su
doctorado en liderazgo eclesiástico
en un contexto cambiante. Su lema
es “Replantear: Picturing Faith
With the Next Generation.” Visita
jillmrichardson.com para más detalles
sobre su trabajo.
/jillmrichardson.com
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