nuestras vidas de tal manera que nuestro único enfoque sea
dirigir a las personas a Jesús en todas y en cada una de las
maneras en que podamos.
En este momento, somos llamados a escuchar, oír y
responder como nunca antes. Para algunos de nosotros, la
idea de que el racismo sigue existiendo en nuestra sociedad
es difícil de creer. Ingenuamente habíamos asumido que el
racismo quedaba en nuestro pasado. Ese no es el caso. Otros
de nosotros hemos experimentado el racismo, y esta época
parece otro de los tristes capítulos en una larga historia en la
que nada cambia jamás.
Cuando no reconocemos que existe racismo en nuestra
sociedad y en la iglesia, o intentamos defender acciones que
son indefendibles, nos convertimos en piedra de tropiezo, y
nuestro testimonio por Jesús es deslucido. Nuestra postura
de creer lo que nuestros hermanos y hermanas de color nos
están diciendo, escuchando su perspectiva, y tratando de
ser agentes de reconciliación de una manera tangible, que
en este momento, podemos “mantener libre el sendero de
la cruz”.
No te Tomes Tan en Serio
En el funeral del Presidente George H. W. Bush, el
anteriormente Senador Alan Simpson dijo que Bush “fue un
hombre de gran humildad. Los que transitan por el elevado
camino de la humildad en Washington, D. C., no sienten
ninguna molestia por el tráfico pesado”.
En una ocasión tuve un compañero de trabajo que me
dijo en algunas ocasiones, con una sonrisa en sus labios:
“No te tomes tan en serio”. Fue una verdad que yo necesitaba
escuchar. Yo le estaba dando demasiada importancia a una
situación difícil y había permitido que me abrumara a mí y a
mis sentimientos. La habilidad de no tomarnos tan en serio
a nosotros mismos es un don que les otorgamos a los que
observan nuestras vidas y tratan de emularnos.
pg. 8 — revistaluzyvida.com
Al recordar toda mi vida del tiempo pasado, fui
impactado profundamente por personas que mostraron
una humildad llena de la gracia de Jesús. Mis padres, Les
y Esther Whitehead, fueron devotos seguidores de Cristo
que se gastaron por Jesús y Su llamado a conducir las almas
a Él. Ellos no era perfectos, pero mostraban Su graciosa
humildad que era tan atrayente.
Al pensar en tu peregrinaje espiritual y el llamado a pasar
el batón de la fe, pensemos sobre estas preguntas:
• ¿Cómo ves la mano de Dios en tu peregrinaje de fe? ¿Qué
implicaciones tiene para otros que están aprendiendo
de, y observándote a ti?
• ¿Estás manteniendo libre el sendero de la cruz? ¿Qué
significa para ti tomar una postura de escuchar y oír de
las experiencias que son diferentes a las tuyas?
• ¿Tu peregrinar se caracteriza por la humildad y el deseo
de escuchar y atender?
Que tus jornadas de fe sean practicadas de tal manera que
nuestra fe pase hacia aquellos en los que nosotros estamos
invirtiendo y aquellos de los que estamos aprendiendo. Por
amor al cielo, ¡no sueltes el batón!+
/revistaluzyvida.com