Agosto 2020 — pg. 3
De Época en Época
Por Jeff Finley
Jeff Finley es el editor ejecutivo de
esta publicación. Se unió a LUZ
Y VIDA en 2011 después de una
docena de años de ser reportero y
editor en Sun-Times Media. Él es
miembro de la Iglesia Metodista
Libre John Wesley en Indianápolis,
donde su esposa, Jen, es la pastora
principal.
La brecha generacional no es cosa nueva. El activista Jack
Weinberg, dijo en una entrevista muy difundida, con el períodico
San Francisco Chronicle, en 1964: “No confíes en alguien mayor de
30 años”. Sus palabras se volvieron tendencia para una generación
de jóvenes, pero aquellos jóvenes pronto se convirtieron en viejos, el
mismo Weinberg ahora tiene 80 años.
No es un secreto que muchos de nosotros podríamos decir:
“siempre jóvenes” (una frase que genera 27.2 millones de resultados
en Google), pero sencillamente eso no es posible. A menudo pienso
que yo soy joven. Después de todo, soy tres décadas más joven que
los candidatos presidenciales de los principales partidos). Luego, una
amiga de mi misma edad (o más joven) publica en Facebook una
fotografía de su nieto, y recuerdo que puede que yo sea más viejo de
lo que me veo.
Nací en la década de los ´90, lo que me convierte en miembro de
la Generación X, que últimamente parece ser la Generación Invisible.
Un reporte noticioso de la CBS el año pasado deja fuera de la
pantalla a los de la Generación X en una “Gráfica Generacional”, con
información sobre la Generación Silenciosa, Baby Boomers, Milenials
y Post-Milenials. La revista Forbes reportó que mi generación “en
esencia ha desaparecido de los radares de la mercadotecnia”. Es
posible que el hecho de que la Generación X haya sido ignorada
conduzca a una crisis de la edad madura, pero, ¿habrá quién lo note?
A principios de este año, una pequeña iglesia en otra
denominación Metodista fue noticia nacional por supuestamente
pedir a “miembros mayores de edad que se fueran en un esfuerzo por
atraer a familias más jóvenes”, de acuerdo a CNN, quien aclaró que el
Pastor de la congregación desmintió los reportes. En las semanas que
desembocaron en la pandemia de COVID-19, la historia se esparció
probablemente porque usó como caja de resonancia la experiencia
de algunos cristianos.
Como las instituciones políticas de nuestro país, muchas
congregaciones tienen una mayoría de líderes y/o de miembros que
tienen 50 años o más. Los jóvenes pueden sentir como que estas
iglesias no quieren escuchar sus conceptos o aceptarlos a ellos en el
liderazgo, y el estilo de adoración o la decoración de su santuario
pueden parecer pasados de moda.
En el esfuerzo de cambiar la democracia y atraer a personas
más jóvenes, sin embargo, las palabras y acciones de los líderes de
la iglesia pueden comunicar la idea de que los miembros antiguos (o
personas mayores de edad que viven cerca y no han sido alcanzados)
no son tan importantes.
¿Debemos enfocar nuestros ministerios en personas más jóvenes
o en las mayores? Según lo revela en esta edición Larry Petry, un
presbítero Metodista Libre en la Conferencia Génesis, y la colega de
Ministerios Heritage, Melissa Anderson, podemos ver en el pasado
los esfuerzos del Obispo Walter Sellew y otros líderes Metodistas
Libres que entendieron que “atender las necesidades físicas y
espirituales de los demás no requiere un límite de edad en ninguno
de los dos extremos del espectro”.
La edición de este mes nos ofrece las perspectivas de personas
de diferentes grupos de edad – incluyendo a las jóvenes Metodistas
Libres Natalie Forney y Chris Kaufman, quienes entendieron la
importancia de la conexión intergeneracional. El Obispo Matt
Whitehead nos dice que debemos “pasar el batón generacional
de la fe”. También leeremos sobre Donna Saylor, cuyas décadas de
ministerio urbano han beneficiado a innumerables personas de
diferentes edades y trasfondos.
La pandemia de COVID-19 puede ensanchar la barrera
generacional mientras la preocupación por la salud nos impide
ocupar la misma habitación que personas de otras generaciones. La
tecnología puede ayudar, pero algunas personas no tienen acceso a la
internet. A Dios gracias, muchas personas pueden ser alcanzadas con
una llamada telefónica o por medio de una carta.
Nosotros servimos a la Roca de la Eternidad, “el que es y el que
era, y que ha de venir” (Apocalipsis 1:8). Él ha estado entre nosotros
mucho más tiempo que las personas de mayor edad que lean
estas líneas, y Él es más innovador que un joven emprendedor de
tecnologías. Él es El que nos dice: “Aun en la vejez, cuando ya peinen
canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de
ustedes; los sostendré y los cuidaré” (Isaías 46:4).+
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