Abril 2020 — pg. 16
Eresml
“Cuando fui capturado por las milicias en el Congo, me
dieron de machetazos, me golpearon en los ojos y me los
dejaron sangrando, quedé ciego por casi cinco años”, le dijo
Munyakuri a LUZ Y VIDA: “Mis ojos sin vista me llevaron a
Cristo”.
Un médico le ordenó beber cinco galones (casi 20 litros) de
agua al día, lo que él hizo sin falta, !elmente.
“No pasaba nada, así que me dije: ´Necesito a Dios. Necesito
algo que quizá pueda sanarme´”, recuerda.
Comenzó a asistir a la iglesia, aceptó a Jesucristo y decidió
ayunar por dos semanas.
“Sigo orando. No pasa nada, y luego un día me dirigí hacia
la iglesia”. dijo Munyakuri: “El pastor estaba predicando, y
luego comenzó a hablar sobre alguien que estaba en la iglesia,
y que estaba ciego, y dijo: ´Dios te va a tocar, y Dios sanará tus
ojos´”.
Munyakuri dice que cerró su ojo izquierdo y pasó su mano
frente a su ojo derecho, con el cual no veía nada en absoluto.
Para su sorpresa, vio su mano.
Le dijo a un amigo en la iglesia: “Ya no estoy ciego. He sido
sanado”, pero el amigo no le creyó. El amigo le cubrió el otro
ojo y le pidió a Munyakuri que leyera la Biblia con su ojo
derecho. El amigo luego le dijo: “Es verdad, has sido sanado”.
Munyakuri le comunicó al pastor que había sido sanado, el
pastor le pasó el micrófono para que le dijera a la congregación
sobre su sanidad.
“Desde ese día en adelante, me enamoré de la oración,
porque hace una diferencia y no hay nada que la pueda
detener”, dijo. “Cuando tú oras, puede pasar tiempo para que
suceda, pero Dios responderá a Su debido tiempo”.
La restauración de la vista de Munyakuri no fue la única
sanidad que recibió. También estaba programado amputarle la
mano derecha en un momento determinado, pero él declinó
ser amputado.
“Yo seguí orando”: ´Dios, tráeme un médico que sane mi
mano derecha en lugar de cortármela´”
Finalmente conoció a otro doctor que dijo: “No quiero
que nadie más toque a este hombre. Yo seré el único que se
encargue de él”. Munyakuri añadió: “Él hizo lo que pudo. Salvó
mi mano derecha, pero eso se debió a la oración”.
Como Adams se lo dijo a Pesta, la oración es la clave para
quien es Munyakuri.
“Si no hubiera oración en mi vida, no sería yo la persona
que soy el día de hoy”, dijo: “Yo estaría perdido”. La oración me
ayuda a conectarme primero con Dios”.
Munyakuri “podía
haberse convertido en
una persona iracunda.
En cambio, cambió su
destino.”
En el artículo titulado “El Señor es Su
Pastor” (disponible en línea en fmchr.ch/heritagemm ), Pesta
repitió la manera en que Munyakuri, un nativo de lo que
es ahora la República Democrática del Congo, “escapó de
una niñez de guerra, en la que fue arrebatado de su familia
para ser usado como un niño soldado por los grupos rebeldes
—tres veces. Dos de ellas fue obligado a pelear; la tercera vez
se negó a levantar un arma”. Pesta vio que Munyakuri
“podía haberse convertido en una persona iracunda. En
cambio, cambió su destino. Llegó a ser pastor y ahora dirige
su propia iglesia en Rochester, donde recibe a otros
inmigrantes y refugiados”.
Pesta también entrevistó a la Obispa Linda Adams,
quien era la pastora de la Iglesia Metodista Libre New Hope
(Nueva Esperanza) en Rochester, Nueva York, cuando
Munyakuri y su familia, quienes eran Metodistas Libres en el
Congo, llegaron a los Estados Unidos hace 13 años y
oyeron hablar de la iglesia Nueva Esperanza de parte de un
chofer de taxi. Adams recordó cómo Munyakuri tradujo un
mensaje de su padre: “Somos huérfanos, no tenemos
mamá, no tenemos papá, no tenemos una tierra nativa,
una tierra de nuestros ancestros. La Iglesia Metodista Libre
es nuestra familia, y ustedes son nuestra madre´”.
Adams también describió a Munyakuri como un “guerrero
de oración” quien venía y oraba por ocho horas de una
sola vez, procesando por lo que había pasado, clamando,
orando, algunas veces clamando a gran voz”.
Hay más detalles de la vida de Munyakuri que no ha
sido publicado antes. En una reciente entrevista con LUZ Y
VIDA, Munyakuri compartió más sobre lo que ha venido
sucediendo desde su secuestro inicial y sobre su rol como
pastor fundador de la Iglesia Metodista Libre El Shaddai.
Viviendo y Orando
La letra del himno “Sublime Gracia” tiene un
signi!cado literal para Munyakuri—particularmente: “Fui
ciego mas hoy veo yo, perdido y Él me halló”.
Uno de los aspectos de su vida que no ha sido
publicado es la sanidad física que él experimentó después del
daño que sufrió en su cuerpo a causa de la intensa brutalidad
que tuvo que sufrir”.