que tuvo Wesley—aunque Wesley no tuvo la experiencia
después de una invitación al altar.
La cosa es que, en nuestra era, estamos tan hastiados, tan
entumecidos por nuestro mundo, que una experiencia así ya
no es común en la iglesia. Y no hay manera de despertarla
con una predicación ferviente o con fuertes “Amenes”. Sólo
la gracia de Dios puede levantar nuestros corazones a la
verdad espiritual y convencer a las personas de algo que
ellas no pueden ver.
Recientemente, dirigí una sesión sobre el Principio 2 de
nuestro capítulo de Celebrando la Recuperación. El segundo
principio de CR desafía al individuo que se recupera a “creer
fervientemente que Dios existe, que soy importante para Él,
y que Él tiene el poder para ayudarme a recuperarme”. El
segundo elemento del principio puede ser una meta difícil
deanzar también: creer que yo le importo a Dios. Aunque
lo escuchamos desde nuestra más tierna infancia (“Cristo
me ama, bien lo sé…”), algunos de nosotros tenemos la
tendencia a albergar una certeza de que si Él conocía a mi
verdadero yo, cómo he sido lastimado y las decisiones que
he tomado, todas las canciones y la teología, y los versículos
bíblicos serían puestos aparte en nuestro caso. Lo sabemos
y nos menospreciamos con intensidad.
Si Dios me conocía, ¿Cómo es que me pudo amar?
La pregunta quedaría major así: ¿Qué me puede
convencer del amor de Dios?
La respuesta sigue siendo la misma: la gracia de Dios.
Porque Él conoce el verdadero tú y el verdadero yo:
heridas, decisiones y todo.
¡Qué tan ponderosa debe ser la gracia!
Cuestionado muchas veces sobre la conversión de Je!rey
Dahmer, Roy Ratcli! expresó su seguridad de que el asesino
serial había conocido a Jesús y había sido cambiado. Si
alguna vez existió alguien que pensara estar más allá del
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alcance de Dios, de seguro Dahmer sería uno de los más
probables. Pero Dios siguió buscándolo, y Dahmer tomó la
mano extendida de la gracia.
Dahmer no vivió mucho tiempo después de su conversión.
Un compañero interno lo mató a golpes con un palo de
escoba. En el tiempo transcurrido entre su encuentro con
Jesús por fe, y su encuentro con Jesús cara a cara en el cielo,
Dahmer se aferró a Jesús y Jesús no lo soltó. Yo no creo que
la gracia viviente sea realmente un término teológico, pero
sí creo que es una realidad junto con la gracia cotidiana para
seguir caminando con Aquel que ha querido caminar con
nosotros desde antes del principio de los tiempos.
Y eso es maravilloso.+
Chet Martin ha sido pastor principal de
la Iglesia Metodista Libre Luz y Vida, en
las afueras de Indianápolis desde 2007.
También ha servido a congregaciones en
Columbus, Indiana, y Gri!th, Indiana,
además de ser el superintendente de la
Conferencia Wabash. Él es un novelista
que busca un agente y también un maestro
en línea de inglés de nivel preparatoria.
“S! Di" m# conocí$,
¿Cóm% & qu# m#
pud% 'mar?”
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